Quiero transmitiros mi pesar por no
poder desplazarme a Barcelona para asistir a la reunión que habéis
organizado para homenajear a Manel. Como bien sabes mi intención siempre
fue la de asistir a este acto porque creo que es un deber, al menos
moral, reconocer no sólo la capacidad profesional de Manel sino, y para
mi quizás más importante, su calidad humana.
Yo
lo conocí en la Conferencia Mundial de París en el año 1994 y ya
entonces me di cuenta del excelente tipo de persona que era, intentando
agrupar y formar sinergias con los españoles que estábamos trabajando en
tabaquismo en aquel momento. Más tarde continuamos manteniendo el
contacto en los diferentes congresos y jornadas fundamentalmente
relacionados con el tabaquismo. Pero la creación del Grupo de trabajo en
tabaquismo de la SEE me permitió conocerlo más en profundidad, y
aquellos valores que ya vislumbré en nuestros primeros contactos, ahora
se vieron incrementados. Siempre me asombró su capacidad de síntesis y
su facilidad para encontrar una solución viable cuando nos encontrábamos
en un callejón sin salida.
Pero
no sólo demostraba sus cualidades de buen organizador en el trabajo
pautando los tiempos para ser más eficientes, sino que también sabía
buscar espacios para el descanso. Las tertulias después de la comida o
de la cena, o alrededor de una copa nocturna siempre resultaron muy
animadas cuando Manel estaba presente.
Las reuniones sin él ya no serán lo mismo. Manel te echaremos de menos.