18 d’octubre del 2015
Tres anys
Fa tres anys.
I et tenim ben present.
I la vida continua.
Llàgrimes als ulls.
I nus a la gola --i això que ara no parlo.
Ara que estic en silenci,
com quan miro la foto sobre la meva taula,
i recordo,
i endreço ràpidament pensaments, moments, i imatges en un viatge vertiginós.
Suspiro, parlem, silenci,
silenci,
silenci,
i em costa retrobar-me,
i em costa acceptar-ho, encara,
i acostumar-me,
impossible acostumar-se,
impossible oblidar-te, Manel.
Esteve.-
El potus de Manel
Hace ya muchos años, pero recuerdo la escena como si fuera ayer. Manel tocaba las hojas de su potus mientras yo me sentaba en la mesa redonda de su despacho dispuesta a empezar una reunión. "Qué chula esta planta, lástima que a mí se me mueran todas" dije, "es un potus, son super-resistentes, es imposible que se te muera un potus" respondió él, y yo "impossible is nothing, te aseguro que a mí se me mueren todas las plantas", y él "que no, ya verás, cómprate un potus, seguro que no se te muere", pero yo lo tenía claro: " mmm... va a ser que no, que luego se me muere y me da pena...".
Dos años después nos dejaba Manel, pocos días después de que
se fuera, apoyada en la puerta de su despacho, me di cuenta de que su potus
seguía allí. Suspiré hondo mientras lo miraba con aire culpable, casi
pidiéndole disculpas mentalmente a la pobre planta por el inevitable final que
le esperaba a mi lado... Pensé en decirle a nuestra antigua secre, que siempre
se encargaba del potus de Manel cuando él no estaba, que se lo llevara, sé que
le gustan las plantas y que quería mucho a Manel, por lo que seguro que lo
cuidaría bien... pero por otro lado, me gustaba verlo allí, en el despacho de
Manel, era lo único que aportaba algo de alegría en aquellos días en que el despacho
estaba invadido por un vacío insoportable. "Es imposible que se te muera
un potus" había dicho Manel, así que por qué no intentarlo, Anna- mi compi
de despacho entonces- y yo lo fuimos regando, y el potus decidió compensarnos
manteniéndose vivo. Durante esos meses, animada por el hecho de que el potus
seguía con vida, incluso busqué en google info sobre cómo cuidar plantas para
ver si podía hacer algo más, aunque la verdad es que no saqué mucho en claro, básicamente
recomendaciones inaceptables para una mente científica como la mía, del tipo
"lo mejor para que una planta crezca sana es hablarle".
En fin, un año después, cuando el despacho se ocupó, yo me llevé
el potus al mío, y lo coloqué encima de
mi armario, bastante preocupada por si el cambio de sitio, de luz, etc. le
podría afectar... Ese día trabajé hasta tarde, y acabé quedándome sola en la
oficina. Cuando ya salía por la puerta del despacho, le di una última mirada al
potus y (tras asegurarme de que ya no quedaba nadie en la oficina que me
pudiera ver) no pude evitar acercarme y susurrarle "te cambio de sitio pero
aquí estarás bien, ya verás, por favor no te mueras". El tiempo siguió
pasando y el potus no sólo no murió, sino que ha crecido de tal manera que
empiezo a no saber cómo colocarlo por la pared... Aquí debajo os dejo una foto
para que veáis cómo está empezando a invadir el despacho.
Hoy hace ya tres años que Manel nos dejó, pero mucho de lo
que le importaba sigue vivo...
Ya veis, contra todo pronóstico, su potus también.
Mª José
10 de març del 2015
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